Cuando pensamos en tecnología en la agroindustria, nuestra idea está directamente relacionada con la automatización y el software que facilitan el proceso de producción. Efectivamente lo son, pero hay mucho más detrás de todo esto, que también implica tecnología en su desarrollo.

La preocupación por el almacenamiento y la conservación del grano ha llevado al desarrollo de proyectos que van más allá de los circuitos y los datos. La tecnología también implica la ingeniería y el dimensionamiento adecuado para su aplicación, teniendo en cuenta las características constructivas, la seguridad de acceso para los operarios y el impacto en el medio ambiente. El uso de sensores y la racionalización de los materiales complementan este avance en el segmento.
Teniendo esto en cuenta, la marca GSI viene desarrollando diseños más inteligentes que utilizan menos recursos y más tecnología, racionalizan el uso de materiales y agilizan los proyectos sobre el terreno. Un ejemplo de ello es el silo EVO 50, que reúne mejores atributos en términos de rigidez y resistencia, utilizando una menor huella de material, con innovación aplicada a la forma de utilizar los recursos para ser más eficiente, mejorando su técnica de construcción.
En el almacenamiento de grano, el proceso de secado es un factor clave del éxito. Hoy en día, los sensores de humedad permiten controlar la humedad del grano a la salida del secadero con mayor precisión, minimizando las pérdidas y aumentando la calidad y los resultados para el productor.
Aquí es donde destaca el Secador de Procesos, que ha ido ganando innovaciones tecnológicas en el control y la supervisión del funcionamiento. Con una baja emisión de partículas sólidas y una mayor eficiencia energética durante el secado, el equipo hace que el proceso sea más sostenible. La característica final del grano secado, con menos daños mecánicos y sin olor a humo, garantiza una excelente calidad de los productos procesados, reflejo de su mayor eficacia operativa.